domingo, 21 de abril de 2019

Le extirparon un pulmón, aún lucha contra la Tuberculosis

Historias. Abandonó el tratamiento, se puso tan delicado que tuvieron que exirparle un pulmón.  Al igual que él otros cinco pacientes atraviezan dificultades pero persisten en su lucha contra esta enfermedad.

Tiene dos hijos, hace más de un año no puede trabajar por la enfermedad. E. L. tiene 32 años, de los cuales al menos cuatro está luchando contra la Tuberculosis (TB) que no le es para nada extraña, pues sus hermanos también la tuvieron, uno se recuperó completamente y la otra aún está con tratamiento.

En el 2013, sus primeros síntomas fueron tos intensa, mareos y decaimiento. Luego de que le diagnosticaron, pese a que conocía los riesgos de este mal, dos veces abandonó el tratamiento, en la primera porque sintió que estaba bien luego de un tiempo de recibirlo, así que decidió volver a trabajar. Una recaída lo obligó a retomar la medicación, pero la volvió a abandonar. Aseguró que esta vez por falta de recursos para pagar sus pasajes diarios para recibir la medicina. “Al poco tiempo de recibir el tratamiento, tampoco me sentía bien, caí en depresión. A los seis meses, volví a  recaer y volví al San Juan de Dios, ahí estuve internado tres meses. En ese tiempo uno de mis pulmones fue severamente dañado y me operaron. Estoy con un pulmón nomás ahorita, pero gracias a Dios estoy vivo. Quiero seguir adelante, quiero salvar mi vida. La tuberculosis es bien dañina, muy grave. Les digo a los demás jóvenes que si están haciendo el tratamiento que por favor no lo abandonen”, manifestó. E.L. aún no puede volver a trabajar, pues por los efectos secundarios de la medicación debe guardar reposo. Él tiene dos hijos y  su esposa y sus padres son quienes le ayudan, aunque en una ocasión su esposa fue retirada de su trabajo porque se enteraron que él tenía TB.
Le detectaron Tuberculosis hace 27 años. Desde el año 1991  que  R. L. (Iniciales ficticias a pedido del paciente) padece TB, es decir al menos 27 años. “No sé ni de cómo me pude contagiar, yo pienso que mi hermano que murió de tuberculosis… quizás él me contagio. Cuando la primera vez me enfermé hice el tratamiento para la tuberculosis, pero cuando ya estaba en los últimos meses salió nuevamente positivo”, comentó. Desde entonces hasta la fecha no logró curarse, pese a que pasó por varios esquemas e incluso intentó automedicándose y también trató con medicina tradicional. “También hice tratamiento con las inyecciones que es el tratamiento que se hace por segunda vez, tampoco me pude curar, luego acudí donde el doctor Ajata, él me hizo hacer un tratamiento con medicamentos casi parecidos a los que hoy estoy tomando pero con ese llegué a fracasar nuevamente”, relató. Después de esto intentó con su propio medicamento por dos años, pero tampoco se sanó.
A los años se enteró del tratamiento para MDR (multi-Resistente a los fármacos). “Antes de que empiece este tratamiento mi vida era un pena porque yo no hacia nada por temor a que me diera hemorragia. Cuando empecé ya mi cuerpo no quería más tabletas, la verdad estaba acobardado por tomar tanto tiempo, pero en el fondo yo sentí una alegría porque sabía que me iba a curar. Una vez que empecé a tomar me dejan loco, sin ganas de poder hacer nada con náuseas, ganas de dormir, pero este efecto es hasta las cuatro de la tarde después estoy muy bien, la alimentación es imprescindible porque cuando uno no come bien el efecto se siente más”, manifestó. Contó que concluye el tratamiento en octubre, pero no sabe si se curará pues aún sus cultivos salen positivo. “Estoy contento, espero sanarme. Pero mi familia sufre por mi culpa porque ven que parece que me voy a morir”, expresó.
Se curó, pero volvió a enfermar
Hace el tratamiento de dos años. Es serigrafista, está enfermo hace cuatro años, la primera vez que le diagnosticaron se curó, pero luego se volvió a enfermar  y entonces le dijeron que los medicamentos que tomó inicialmente ya no le servían.  “Yo me compré de las farmacias la receta porque escuché más o menos que era lo que yo debía tomar, entonces hice el tratamiento de dos años, me sentía mejor pero no me estaba curando, luego se me vino la enfermedad con más fuerza y caí peor”,  señaló. Cuando empezó el esquema de dos años lo dejó tendido en la cama “sin ganas ni para poder respirar”. Hace meses empezó el tratamiento para MDR. “Creo que me voy a curar con estas tabletas, pese a que la alimentación no la hago bien”, dijo.
Estuvo 8 meses internada, ya está recuperándose
Es madre soltera de 3 niños, la enfermedad la dejó sin trabajar varios meses. N. Q. Hace tres años, en octubre del 2016, le detectaron TB, la enfermedad inició sin tos, pero con dolor en el pulmón izquierdo. “Me dolía frecuentemente y no sabía por qué era. Pasó el tiempo y el dolor fue más fuerte. Se me paralizaba la mano. Tuve un pequeño resfrío y me vino como una tos leve y expulsaba flema”, relató. Su siguiente síntoma fue fiebre, luego repentinamente bajó de peso. Tenía sueño y cansancio general. Imagina que quienes le transmitieron la enfermedad fueron unos antiguos vecinos, a quienes ayudó durante su tratamiento, pero no tomó ninguna medida de prevención para evitar el contagio.  “Cuando me enteré fue un golpe fuerte. Me derrumbé, lloré. Incluso vomité y salí a la calle. No podía creer que tenía esa enfermedad, Decidí hacer el tratamiento, quería sanarme”, aseguró. Luego de que comenzó a tomar las tabletas, a los 15 días tuvo una recaída, los médicos pensaron que era zika o dengue, pero era alérgica al tratamiento y no lo detectaron. Desde ese tiempo dejó de trabajar, tenía miedo al rechazo, se encerró y aisló. Luego de varias recaídas tocó fondo y la internaron ocho meses. Los cuales pasó lejos de sus dos hijas, a quienes tuvo que dejar a cargo de su madrina, para evitar que se enfermen. Solo el mayor, de 10 años, se quedó a atenderla, la bañaba y alimentaba. No tiene familiares en Santa Cruz y fueron sus vecinos, amigos y excolegas los que organizaron una kermés, rifas y otras actividades para ayudar a ella y a sus tres hijos. Hace un año que recibe el esquema 4, que es el que tiene más afectos secundarios, tuvo desde vómitos hasta caída de pelo, insomnio y dolor de huesos. Hace algunos meses se hizo activista contra esta enfermedad y enfatiza que el peor error que puede cometer una persona es abandonar el tratamiento, porque luego se hace resistente. “Hay algunos que son tan afortunados de tomar las tabletas de 6 o 7 meses y pese a eso lo dejan. Se sienten bien y lo dejan. Queremos hacerles entender que no hagan ese abandono. Imagínese yo quisiera tomar esas tabletas y culminar el tratamiento, pero no puedo porque soy alérgica. Hoy no tengo miedo de que sepan que tengo tuberculosis, quiero enseñar a la gente lo grave que es para que se cuide”.
Pese a su ‘temor’ a afectos de medicación, no abandona el tratamiento
Es paciente MDR, tiene dos hijos.  Hace seis años tuvo los primeros síntomas: no podía comer, ni tomar agua, comenzó a adelgazar y escupía sangre, más cuando hacía esfuerzo, algo frecuente, pues era ayudante de albañil. En una ocasión no le paró el sangrado y la tuvieron que llevar al médico y detectaron la TB. Comenzó el tratamiento, pero a los pocos días la internaron por varios meses. “Estaba muy mal. Mis manos y pies se reventaron, por nada más que la alergia. En ese tiempo no había resultado y por insistencia de mis familiares se me dio el alta que  solicitaba. Me estuve curando  (la alergia) con puros baños”, contó. Pese a que con esto las manchas en su piel no desaparecieron tampoco retomó el tratamiento contra la TB. “Con el paso del tiempo volví a escupir sangre, pero como me salió negativo el estudio yo decía que no tenía”, comentó. Luego de esto fue internada nuevamente por seis meses y entonces detectaron que era MDR y tuvo que pasar al cuarto esquema. “Es muy grave tomar este esquema. Causa vómito, estrés, dolores de cabeza, del cuerpo, gastritis… Causa muchas cosas. Es una desesperación que no se puede explicar,  da muchos nervios, estrés. Da ganas hasta de agarrar un cuchillo y matarte… Una de las tabletas provoca insomnio, otra hace que la vista se nuble por varias horas. A veces uno tiene ganas de dejarlo, pero como venimos a este centro, nos enteramos de tantas cosas de los pacientes que lo dejan, el que perdió un pulmón, el que falleció, el que recayó. Eso uno mira y sigue adelante. Ya voy siete meses. Estoy cumpliendo todos los días”, explicó.
La paciente tiene tres hijos, ni su esposo ni ellos se contagiaron. Ella dejó de trabajar, tuvo que buscar ayuda en Davosan, con los doctores y aún debe esforzarse a diario para sanarse.
La Tuberculosis (TB) y el Virus de Inmunodeficiencia Adquirida (VIH) son las enfermedades que más muertes provocan en el departamento. De la primera cada año se estiman que fallecen más de 70 personas, aunque en el 2016 fueron 82. Mientras que del segundo mal son más de 100. Además, a la fecha hay 3.200 pacientes con TB en el departamento, de estos 2.157 están en la ciudad. Pese a estos datos alarmantes hay cientos de casos de pacientes que logran salvar sus vidas. Para esto deben seguir un tratamiento de seis meses, pero hay otros de los cuales su situación es más compleja, pues son Multidrogo Resistentes (MDR por sus siglas en inglés) o tienen Reacción Alérgica al Fármaco Antituberculosis (Rafa), en ambos casos deben de recibir medicación por dos años, esta tiene varios efectos secundarios, pero sin las medicinas corren el riesgo de morir. Aunque 80% es el promedio que cada año logra vencer esta enfermedad.
TB, enfermedad que mata silenciosamente. La directora del centro Broncopulmonar I y II, Jlona Westermann de Patiño, enfatizó que enfermedades como la influenza provocan la muerte de unas cuatro o cinco personas  al año y la población se alarma, mientras que la TB causa decenas de fallecimientos “silenciosamente” cada gestión. Agregó que los pacientes que sufren este mal deben hacer varios sacrificios, principalmente muchos dejan sus trabajos mientras reciben la medicación, esto por los efectos secundarios de los medicamentos o por temor a ser rechazados o marginados. “Por la TB hay muchos desempleos, hay estigma. Esta enfermedad deja muchos huérfanos”, lamentó.
El licenciado, Alex Rodríguez, que se encarga de hacer seguimiento a al menos 50 pacientes Rafa en el Broncopulmonar I, resaltó que la norma establece que el tratamiento es gratuito, pero supervisado, por lo que a diario el paciente debe asistir al centro. Indicó que hay casos positivos en distintos lugares, aunque hay mayor incidencia en el Plan Tres Mil y en la Pampa de la Isla.
Publicado: El Día

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